Adiós a “Tío Pedro”, el último artesano

A sus 84 años, falleció don Pedro Cisneros, reconocido artesano de Colalao del Valle, Tucumán.

Cultura 08 de junio de 2021 Valle Calchaquí D Valle Calchaquí D
PEDRO CISNEROS ARTESANO DE COLALAO DEL VALLE (5)

El pasado jueves 4 de junio,  a la edad de 84 años, dejó la vida terrenal don Pedro Aurelio Cisneros. Con su partida, no solo dejó la tristeza natural de su familia, sino que también dejó un vacío enorme en la cultura local.

Fue el último artesano de su generación, sus obras son ahora el legado que perdurará en el tiempo, en el Valle calchaquí, en otras provincias e incluso en el extranjero. 

Supo trabajar con sus manos la madera, imaginar y dar vida a troncos caídos en formas que un ojo cualquiera, jamás lo lograría.

Sus hábiles manos, curtidas a través del tiempo por la tosca madera, eran su herramienta principal, ellas y su imaginación.

Tanto el cardón como el algarrobo, las dos grandes herencias de nuestra flora local, fueron su principal materia prima. Pero como bien se sabe, “nada sin el permiso de la Pachamama”, acostumbraba caminar grandes distancias hasta encontrar los que habían caído por naturaleza.

Pedro Aurelio Cisneros, es quien más obedeció a esa sentencia, dedicándose a esculpir los troncos secos de algarrobos y a limpiar con sus manos la dura madera del cardón caído.

Dedicó su vida a la artesanía y a su familia, tuvo siete hijos a quienes a través de su vida transmitió su legado.

En Colalao del Valle era para todos “Tío Pedro”, vivía en la entrada del pueblo sobre la mítica Ruta 40. Su casa era inconfundible y nunca pasó desapercibida, puesto que las artesanías llamaban a cualquier turista a frenar y maravillarse con todo lo que se encontraba en el lugar.

La artesanía rudimentaria fue el oficio de toda su vida. En alguna oportunidad expresó, “las formas están en los troncos, yo solo las tengo que descubrir para que aparezcan las víboras, los suris, los duendes, o la Pachamama pariendo, lo que más necesito son las manos. Mis manos tocan los troncos, y empiezo a entender que se oculta en ellos, por eso casi no utilizo herramientas”.

Por sus trabajos fue reconocido en las instituciones locales, como la Escuela Secundaria Nuestra Señora del Rosario.

Sus esculturas se esparcieron por todo el Valle, es así que se pueden apreciar algunas en Amaicha del valle, en la Comunidad de Colalao, en Tucumán, Buenos Aires, Francia, y otras ciudades y países.

El  legado permanecerá

Por su parte, Jorge, el hijo mayor de los varones, continuó su legado y sigue el mismo camino, realiza trabajos en alfarería, tallado de maderas y artesanías en general.

Sobre la herencia más preciada que le dejó su padre, la profesión, Jorge expresó, “Toda mi vida lo vi trabajar a mi padre, haciendo sus propias herramientas, tallando la madera, era muy creativo y muy hábil.

Me gustaba verlo, siempre estuve al su lado, y afortunadamente fui por eso el que absorbió esa virtud de hacer cosas con las manos, tallados, maderas de cardón, construcciones. Siempre aprendí de él. Era el único artesano que quedaba de su generación acá en Colalao, por eso queremos homenajearlo, recordar su vida y el valioso legado que dejó para nuestra cultura”, dijo.

Ahora, el viejo tronco corroído por los vientos, que servía de banco pasará las horas esperando ser nuevamente útil, y si la genética así lo designa, un día vendrán sus hijos, o quizás sus nietos, a darle nuevamente vida. Al igual que a esos troncos, que esperan ser descubiertos en formas que, por ahora, no se revelarán...

Dedicado a don Pedro Cisneros… el último Artesano de Colalao del Valle.

PEDRO CISNEROS ARTESANO DE COLALAO DEL VALLE (11)

 

 

 

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